Otro año más llega el calor sin avisarnos y hace que solo podamos pensar en un lugar fresquito en el que pasar las vacaciones. Y es que hablando de lugares frescos, alegres y tranquilos, nos acordamos del estilo mediterráneo, que en decoración nos brinda esos ambientes amplios y luminosos, ideales para relajarse y orientados a hacer vida en el exterior, tan propios de esas casas vacacionales que andamos buscando en esta época estival.
Origen del estilo mediterráneo
El estilo mediterráneo tiene sus raíces en la cultura de la cuenca mediterránea, que geográficamente van desde España, sur de Francia, Italia, Grecia, pasando por Turquía hasta llegar a Marruecos. Es la elección acertada para decorar tu vivienda si quieres sentir el mar y la playa nada más abrir la puerta de tu hogar. Un estilo donde imperan los colores que van desde el blanco al azul y el marrón, tonalidades capaces de realzar la belleza de los materiales como la madera, la piedra o el hierro forjado.
Los espacios
Los espacios en el estilo mediterráneo son muy amplios, luminosos y poco recargados, pues la filosofía de este estilo decorativo se basa en el aprovechamiento de la luz natural y en la unión entre los espacios interiores y exteriores, como si de una extensión se tratara. El clima mediterráneo incita a hacer vida en el exterior, por lo que este estilo le da una importancia primordial a las terrazas y patios, donde los exteriores se convierten en ejes de la vivienda que se decorarán con el objetivo de hacer vida en ellos, en los que poder comer, descansar, recibir invitados o realizar cualquier actividad de ocio, teniendo siempre presentes plantas, lugares con agua, y, si tenemos espacio, una fuente o piscina. No debemos olvidar proteger estos lugares del sol, por lo que usaremos pérgolas o porches, generalmente en madera.
“El estilo mediterráneo tiene sus raíces en la cultura de la cuenca mediterránea, que geográficamente van desde España, sur de Francia, Italia, Grecia, pasando por Turquía hasta llegar a Marruecos.”
Los colores
Los colores predominantes en este estilo son, básicamente, los colores de la naturaleza: blancos, beige, crema, ocre y piedra. Estos colores se usarán generalmente como colores de fondo, ya que son los que mejor reflejan la luz del sol y ayudan a realzar esa luminosidad y frescura, que junto con los tonos madera y terracota, harán que lleguemos a esa calidez de hogar que queremos conseguir. Como contraste decorativo, destacan los colores añil, verde agua, amarillo, violeta y rojo intenso.
Los materiales
Entre los materiales que componen el estilo están el ladrillo visto, la madera, el yeso, la terracota, el hierro forjado, el mimbre y la piedra, que hacen recordarnos a esa conexión de este estilo con la naturaleza.
Para el recubrimiento de paredes se usa el estucado, la cal o el yeso, que realzan el aspecto rústico y natural de los espacios. Para la solería, lo más común es usar la terracota, la cerámica o la madera, que aportan calidez y confort al ambiente.
En baños, cocinas y patios es común el uso de azulejos o mosaicos para enmarcar algunas zonas o como acabado final.
Por último, cabe destacar el uso de las vigas vistas de madera en tono natural o pintadas en blanco o azul en techos, que ayudan a potenciar ese guiño a la naturaleza.
El mobiliario
El mobiliario suele ser de madera, con detalles de hierro forjado o mimbre, sencillo y poco adornado, con colores claros y no muy altos, para que permitan el paso de luz.
En cuanto a la decoración, en este estilo juega un papel importante la vegetación (hierbas secas o aromáticas, flores frescas…), adornando jarrones de barro o cerámica, que junto con detalles en vidrio o cristal y el uso de la forja y el mimbre para lámparas y espejos ayudan a crear espacios frescos y agradables.
El toque de color lo pondremos con telas estampadas, que podemos usar en cortinas, colchas, cojines y grandes alfombras.
La iluminación
Como ya hemos comentado, uno de los pilares fundamentales de este estilo es el aprovechamiento de la luz natural. Por ello, a la hora de decorar el interior, tenemos que olvidarnos de usar telas opacas que no dejen pasar la luz y del mobiliario alto y recargado, potenciando el uso de espejos, cristales y acabados lisos, que ayuden al paso de la luz y la reflexión de la misma, creando espacios más limpios y luminosos.
Sin embargo, para protegernos del calor, en el exterior es típico ver persianas enrollables de esparto, que frenan la incidencia directa de los rayos del sol y garantizan el frescor, dando así un toque rústico a la fachada.
Otros aspectos
Como característica, destacamos que el mediterráneo, al ser un cruce de culturas, ha dejado su legado en el carácter de sus habitantes y, por ello, la arquitectura y la decoración mediterránea brillan por su estilo austero, en el que se deja ver el paso del tiempo con materiales y objetos decorativos antiguos, que transmiten historia y espíritu mediterráneo.
Para concluir, podemos decir que el término «mediterráneo» no es solo el mar que baña la costa oriental de nuestra península, ni una forma sana de alimentación, si no que sobretodo es un estilo de vida, y cómo no, deja el reflejo de esta cultura sencilla en la decoración.
¿Te animas a usar este estilo tan fresco en tu alojamiento de verano y llevar un estilo de vida totalmente mediterráneo?
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